domingo, 25 de agosto de 2013

Día 24 de Agosto. De Siem Reap a Bangkok


De las diferentes formas que puedes ir de Siem Reap a Bangkok para mi la más agradable es la combinación de bus más tren.

A las 8,30 me recoge  la mini van que a las 9  nos lleva a Poipet donde se sitúa la frontera con Thailandia. La van es algo vieja y huele igual que el coche de mi amigo Vicenton aunque con aire acondicionado, pero como en su caso, rápidamente te acostumbras. Recomiendo no obstante coger el autobús de Capitol Tours de las 8 de la mañana porque aunque a mi me han sobrado 45 minutos si pillas un poco más de follón en la frontera puede llegar a venirte un poco justo y tienes tiempo para cambiar moneda o echar un vistazo o incluso comer antes si quieres.


Casinos en Camboya

Le hacía falta una manita de pintura y algo más.


Esta es la forma en la que suelen viajar los camboyanos. También paran para comer
El viaje hasta la frontera, incluyendo dos paradas de unos 20 minutos cada una, una en un restaurante de carretera y otra en la estación de esta compañía para que los  que van a Bangkok en bus cambien sus billetes (si vas en tren no tienes que hacer nada, como es mi caso), tarda un total de 3 horas.

Te dejan a 20 metros del puesto de salida de Camboya donde he hecho una cola de unos 15 o 20 minutos, después andas unos 150 metros hasta el puesto de Thailandia y allí habre estado fácilmente media horita.


Inmigración Camboyana
Camino de Inmigración thailandesa
Cuando sales del puesto de Thailandia y antes de coger un tuk tuk para la estación conviene que cambies algo de dinero en bath si no tienes porque lo necesitar para comprar el billete de tren que cuesta 48 baths (1,2 euros) pero que de ninguna forma puedas pagar en dólares u otra moneda. No hace falta, ni creo que se pueda, hacer reserva del tren. Vas a la ventanilla, pagas y punto. Hay plazas de sobra porque aún deben recoger muchísima gente en las innumerables paradas que hace el tren.

El tuk tuk, mucho más rápido y potente que los camboyanos tarda en recorrer los 6 kilómetros hasta la estación de tren de la ciudad fronteriza de Aranyaprathet menos de 10 minutos y cuesta 2 euros (a ésta, porque era una mujer, algo poco habitual en los tuk tuk o al menos yo es la primera que veo) le he pagado 3 dólares porque no tenía más que 100 bath ni tiempo de regatear y los necesitaba para el billete de tren y comer y beber algo por el camino). Aunque te ofrecen otros medios de transporte elige el tuk tuk que los tienes unos 50 metros en un parking saliendo de la Aduana, a la izquierda.

En las fronteras de Thailandia con Camboya y con algún otro país hay un montón de hoteles y casinos bastante grandes que están fundamentalmente destinados, por lo que parece, para los thailandeses que no los tienen en su país.

El tren que me ha de llevar a Bangkok sólo tiene tercera clase, butacas o bancos sin aire acondicionado y aunque cuando subes, en parado, es muy caluroso, en cuanto se pone en marcha resulta agradable. En mi vagón veo seis o siete mochilas de occidentales que hacen el mismo trayecto que yo. Son 255 kilómetros hasta Bangkok y tarda teóricamente  5 horas y 45 minutos parando en cada pueblo y apeadero, pero en el caso de hoy ha sido una hora más, seguramente por la entrada en Bangkok que ha tardado más de una hora, aunque suele ser así siempre.

Los asientos no son del todo incómodos y casi todo el mundo utiliza el suyo y el de enfrente para poner los pies.
Comodidad a

El tren de tercera clase

 
Nada más entrar en Thailandia y sólo cruzando el paso fronterizo ya puedes ves la gran diferencia entre países, sobretodo en el número de coches que hay en las calles porque en Camboya los coches particulares son muy escasos salvo en la capital aunque no es ni de lejos comparable con Bangkok. Thailandia  ya tiene una próspera y creciente clase media que compra vehículos, viaja a sus países vecinos o va a los casinos, entre otras cosas.

Durante el trayecto constantemente pasan por el vagón vendedores de comida y bebida. Yo he comido unas bolas y unas tortitas de pollo con salsa picante. Te dan una bolsita muy higienica y un palillo grande para poder comerlas sin mancharte. La comida y una Coca Cola, 40 baths ( 1 euro) y estaba muy rico.

Esto es lo que he comido yo
Otra de las cosas que cambia de forma bastante radical en cuanto entras en Thailandia es el paisaje. Sigue siendo de un verde intenso pero con muchas más tonalidades. Ahora ves muchos más árboles y bosques, algunos de ellos reforestados y sobre todo se acaba fulminantemente el casi monocultivo de arroz de Camboya impuesto por Pol Pot. Los arrozales no te abandonan, pero ahora ves muchos tipos de cultivos distintos como maíz o frutales.
Paisaje. Tengo vídeo que se ve mejor pero con la lenta conexión de este hotel ya los subiré en otro momento.


Otra comida que me han ofrecido, pero ya iba bien

También  ha habido un momento en el que ha saltado  una de las repisas entre dos vagones y uno de los viajeros occidentales la ha metido para dentro. Ha hecho bastante ruido y ahora hay que pegar un pequeño saltito para cambiar de un vagón al otro.
Observad la pieza  que se soltó
La verdad es que me dado bastante pena dejan Camboya porque todos estos días me he encontrado con gente educada, amable y encantadora en un país que aunque le falta mucho por recorrer debido a su pasado cercano, tiene un gran futuro a poco que sepan desarrollar el turismo y las comunicaciones por carretera así como la puesta de nuevo en marcha del tren. La población del país es jovencísima y las nuevas generaciones seguro que van a aportar muchísimo. Debemos tener en cuenta que hace poco menos de 40 años eliminaron a un tercio de la población y entre ellos a la mayoría de la gente que tenía alguna formación u oficio.

No obstante si alguien esta considerando visitarla conviene que no espere y lo haga cuanto antes, independientemente de que nunca perderá su esencia. De todas formas para el que le gusté viajar más cómodo tanto Phnom Penh, como Siem Reap y Sihanoukville tienen vuelos que las conectan y en las  dos primeras tienen conexiones con casi todas las capitales de Indochina.

A mitad trayecto nos ha sorprendido una tormenta incluso con algo de aparato eléctrico que ha obligado a que tuvieran que cerrar las ventanas por un rato aunque he podido grabar algunos momentos de la lluvia.


Llego a las 20,40 finalmente a la  estación de Bangkok así que cambió dinero y me voy para el hotel en Silom. Para cenar decido ir al Bee Garden, muy cerca del hotel, donde ya fui el año pasado, a tomar un curry verde en plena calle y a dar una vuelta por Patpong. El ambiente en esta zona sigue como siempre, desenfadado, alegre y lleno, muy lleno de gente.



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